Ante la arbitraria expulsión de su posición como profesor catedrático de la Universidad de Panamá, del Profesor Dr. Miguel Antonio Bernal Villalaz, el también profesor y Doctor en Derecho Constitucional por la Universidad Complutense de Madrid, Dr. Italo Antinori Bolaños, ha emitido un escrito de apoyo en el que pondera las ejecutorias del Dr. Bernal Villalaz y analiza lo que puede pasar en la sociedad si se permiten actos como éste.
Por el Dr.
Italo I. Antinori Bolaños (1)
Con el Dr. Miguel Antonio Bernal , se podrá estar de acuerdo o
no, pero no se le pueden negar sus indiscutibles merecimientos como ciudadano
cabal, como voz crítica de la conciencia nacional – muy necesaria en un país
donde mucha gente no se atreve a disentir – ni debemos negarle sus preclaras
virtudes como educador, pues ha dedicado su vida a orientar a las juventudes
estudiosas del país, como activista incansable por la redención social y moral de
los pueblos y como gran batallador por la defensa y vigencia de los derechos
humanos. Es innegable su carácter indómito – herencia
de madre santeña y de padre chiricano – así como su incansable sed de justicia
a favor de los débiles, por la que siempre clama, sin medir consecuencias y sin
esperar nada a cambio. Durante muchos años la sociedad panameña ha sido testigo de
innumerables luchas cívicas que ha librado por la defensa de los derechos
humanos. No ha desperdiciado tiempo,
ocasión, ni tribuna, para defender las libertades democráticas. Por este permanente compromiso ha sufrido exilios,
golpizas, detenciones arbitrarias, insultos y las conocidas infamias que le
suelen hacer a quienes no son dóciles con el sistema y por tanto, tampoco
toleran ese germen cochambroso que corroe a la sociedad iberoamericana y que el
desaparecido pensador venezolano, Arturo Uslar Pietri en su obra “Golpe y
Estado en Venezuela”, llamaba la “cultura de la corrupción”.
La injusta y descabellada medida de expulsión por
cinco años del profesor Miguel Antonio Bernal
de la Universidad de Panamá y la intención de tomar acciones penales y civiles
en su contra, es desafortunada, descabellada y realmente censurable. Los autores
de tan irracional e insensata resolución, no han medido las consecuencias adversas
que provocarán en la opinión pública, ni tampoco han meditado que su decisión producirá
recursos legales que podrían anular la absurda medida y por ende, los ataques
contra el profesor Bernal, se les regresarían con más fuerza y dureza que nunca. Hace pocos
días en el programa de televisión que dirige el reconocido periodista Alvaro
Alvarado manifesté que, “cuando el ego hipertrofiado y la soberbia aparecen,
se jubila la sensatez y la razón…” Si la sociedad permite que se persiga a Miguel Antonio Bernal , solo por ejercer el derecho a
disentir, consentiría que mañana se censurara el derecho de expresarse
libremente a otras voces críticas que son necesarias en una sociedad, para
contrastar opiniones disímiles y de esta forma, tener más elementos de juicio
para lograr las mejores conclusiones de los hechos.
No debemos
ser mezquinos ni escamotearle al Dr.
Bernal sus excepcionales méritos, sobre todo porque debemos ser solidarios con
quien ha defendido y continúa defendiendo, por principios, por vocación y
formación humanista, los derechos fundamentales de la sociedad. No debemos
callar en estos momentos cruciales cuando es perseguido quien con su esfuerzo
ha defendido siempre a los perseguidos del país.
Respaldarlo es también un deber cívico y
es fomentar una conciencia nacional por medio del ejemplo en cuanto al modelo a seguir para
rescatar a la patria de la corrupción, y de la trampa, y conducirla por grandes
alamedas de progreso moral, educativo, social y económico.
En un país donde parece que lo común es guardar silencio
ante los atropellos contra las personas, hacemos pública nuestra solidaridad
con el Dr. Miguel
Antonio Bernal en estos momentos difíciles. Y es que,
como decía el genial y tan admirado filósofo español, Miguel de Unamuno, “al
librepensador osado, al demoledor, al que rechaza toda norma y toda tradición,
le maldicen unos y otros le aplauden, pero en el fondo, le admiran todos”.
Panamá, 11 de marzo del 2015.
Panamá, 11 de marzo del 2015
(1)
El autor es Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y Primer
Defensor del Pueblo de la República de Panamá (1997-2001)
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