jueves, 12 de marzo de 2015

Miguel Antonio Bernal: voz de la conciencia nacional. Escrito del constitucionalista complutense, Dr. Italo Isaac Antinori Bolaños

Ante la arbitraria expulsión de su posición como profesor catedrático de la Universidad de Panamá, del Profesor Dr. Miguel Antonio Bernal Villalaz, el también profesor y Doctor en Derecho Constitucional por la Universidad Complutense de Madrid, Dr. Italo Antinori Bolaños, ha emitido un escrito de apoyo en el que pondera las ejecutorias del Dr. Bernal Villalaz y analiza lo que puede pasar en la sociedad si se permiten actos como éste.

Miguel Antonio Bernal: voz de la conciencia nacional

Por el Dr. Italo I. Antinori Bolaños (1)

Con el Dr. Miguel Antonio Bernal, se podrá estar de acuerdo o no, pero no se le pueden negar sus indiscutibles merecimientos como ciudadano cabal, como voz crítica de la conciencia nacional – muy necesaria en un país donde mucha gente no se atreve a disentir – ni debemos negarle sus preclaras virtudes como educador, pues ha dedicado su vida a orientar a las juventudes estudiosas del país, como activista incansable por la redención social y moral de los pueblos y como gran batallador por la defensa y vigencia de los derechos humanos.  Es innegable su carácter indómito – herencia de madre santeña y de padre chiricano – así como su incansable sed de justicia a favor de los débiles, por la que siempre clama, sin medir consecuencias y sin esperar nada a cambio.   Durante muchos años la sociedad panameña ha sido testigo de innumerables luchas cívicas que ha librado por la defensa de los derechos humanos. No ha desperdiciado tiempo, ocasión, ni tribuna, para defender las libertades democráticas. Por este permanente compromiso ha sufrido exilios, golpizas, detenciones arbitrarias, insultos y las conocidas infamias que le suelen hacer a quienes no son dóciles con el sistema y por tanto, tampoco toleran ese germen cochambroso que corroe a la sociedad iberoamericana y que el desaparecido pensador venezolano, Arturo Uslar Pietri en su obra “Golpe y Estado en Venezuela”, llamaba la “cultura de la corrupción”.
Miguel Antonio Bernal es un gran panameño que, con sus luchas, con su valentía y con su ausencia de temor, nos ha legado un ejemplo de tenacidad y nos enseña cada día, cómo debemos luchar, con ahínco y vehemencia, por las libertades democráticas de nuestro pueblo.  En íntimas reflexiones me he preguntado muchas veces ¿qué sería de nuestras generaciones sin el ejemplo de ciudadanos valientes que libran duras batallas por grandes ideales de justicia? Seguramente – y  tal como lo definió Manuel Celestino González en aquella inolvidable columna de diciembre de 1951 que denominó “Aliento y Consejo” – nuestra sociedad sería “un zanjón lodoso en círculo desesperante de caballo trapichero.  Con Miguel Antonio Bernal se podrá disentir en métodos, formas y con alguno que otro criterio u opinión, pero no podrá dejársele de admirar su preclara inteligencia, valentía, perseverancia y su compromiso permanente con la democracia y los derechos humanos.  Hace casi catorce años, el  24 de julio del 2001, en la sección de opinión del diario “La Prensa” escribimos un artículo dedicado al Dr. Miguel Antonio Bernal Villalaz que consideramos justo y oportuno cuando recibió un galardón académico merecidamente otorgado por el gobierno francés.
La injusta y descabellada medida de expulsión por cinco años del profesor Miguel Antonio Bernal de la Universidad de Panamá y la intención de tomar acciones penales y civiles en su contra, es desafortunada, descabellada y realmente censurable.  Los autores de tan irracional e insensata resolución, no han medido las consecuencias adversas que provocarán en la opinión pública, ni tampoco han meditado que su decisión producirá recursos legales que podrían anular la absurda medida y por ende, los ataques contra el profesor Bernal, se les regresarían con más fuerza y dureza que nunca.  Hace pocos días en el programa de televisión que dirige el reconocido periodista Alvaro Alvarado manifesté que, “cuando el ego hipertrofiado y la soberbia aparecen, se jubila la sensatez y la razón…” Si la sociedad permite que se persiga a Miguel Antonio Bernal, solo por ejercer el derecho a disentir, consentiría que mañana se censurara el derecho de expresarse libremente a otras voces críticas que son necesarias en una sociedad, para contrastar opiniones disímiles y de esta forma, tener más elementos de juicio para lograr las mejores conclusiones de los hechos. No debemos ser mezquinos ni escamotearle al Dr. Bernal sus excepcionales méritos, sobre todo porque debemos ser solidarios con quien ha defendido y continúa defendiendo, por principios, por vocación y formación humanista, los derechos fundamentales de la sociedad.  No debemos callar en estos momentos cruciales cuando es perseguido quien con su esfuerzo ha defendido siempre a los perseguidos del país.  Respaldarlo es también un deber cívico y es fomentar una conciencia nacional por medio del  ejemplo en cuanto al modelo a seguir para rescatar a la patria de la corrupción, y de la trampa, y conducirla por grandes alamedas de progreso moral, educativo, social y económico.
En un país donde parece que lo común es guardar silencio ante los atropellos contra las personas, hacemos pública nuestra solidaridad con el Dr. Miguel Antonio Bernal en estos momentos difíciles.  Y es que, como decía el genial y tan admirado filósofo español, Miguel de Unamuno, “al librepensador osado, al demoledor, al que rechaza toda norma y toda tradición, le maldicen unos y otros le aplauden, pero en el fondo, le admiran todos”.
Panamá, 11 de marzo del 2015.


(1) El autor es Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y Primer Defensor del Pueblo de la República de Panamá (1997-2001)

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