sábado, 25 de agosto de 2012

¿HAY SALIDAS A LA CRISIS? Artículo de la Revista Tribuna Complutense de la Universidad Complutense de Madrid, en su edición especial sobre los Cursos de Verano

POLÍTICOS DE DIFERENTE SIGNO, SINDICALISTAS, CATEDRÁTICOS, PERIODISTAS... SE HAN DADO CITA EN LOS CURSOS DE VERANO PARA ANALIZAR DESDE LAS MÁS DIVERSAS ÓPTICAS LOS PORQUÉS Y SOBRE TODO LAS SOLUCIONES PARA ESCAPAR DE LA ACTUAL CRISIS ECONÓMICA, LA MAYOR SIN DUDA DE LA HISTORIA EUROPEA
Pocos han sido los cursos en los que durante este verano no se ha hablado de la crisis, bien de manera monográfica, bien por sus efectos “colaterales”. Desde la educación o la sanidad hasta la arquitectura, el cine, la actividad cultural, la responsabilidad social de las empresas o, por extremar el ejemplo, las carreras de caballos. La crisis todo lo mediatiza. Por El Escorial han pasado durante todo el mes de julio políticos, sindicalistas, economistas, activistas sociales, catedráticos, periodistas... Todos han tratado de aportar su visión de la crisis y, sobre todo, han intentado mostrar las que, a su juicio, son las recetas más adecuadas para salir de ella. El origen de la crisis, los factores o decisiones que la han agravado o incluso su definición –civilizatoria, financiera, de deuda, del euro, del sistema capitalista, de competitividad europea, de exceso de gasto de las administraciones...– quedan en un segundo plano. La prioridad es escapar de las garras de la crisis. Sobre cómo hacerlo es la cuestión en la que realmente se centra el debate. El gobierno español, apoyado en la que popularmente se denomina “doctrina Merkel”, confía la salida de la crisis, o al menos a ese objetivo relaciona la mayor parte de sus decisiones, a la austeridad, los recortes presupuestarios, el control del gasto. Las posiciones socialdemócratas, en cambio, alertan del peligro al que se está exponiendo el modelo de estado de bienestar europeo y claman contra unos recortes que, consideran, están ahogando a quienes menos tienen. En lo que sí coinciden conservadores y socialdemócratas es en dar a Europa y a sus instituciones la última palabra en la resolución de esta crisis económica que comenzó siendo global, pero que en el último año golpea al viejo continente con toda su virulencia. “Esta crisis es un ataque a Europa y a sus logros sociales”, llegó a decir la portavoz socialista en el congreso Soraya Rodríguez.
INGRESAR MÁS, GASTAR MENOS
Para los representantes del Partido Popular el diagnóstico es claro. Las palabras del secretario de Estado de Comercio, Jaime García Legaz, resumen la postura de su partido: “Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades durante mucho tiempo. Ya en 2005 si se miraban las cifras de la economía española, había dos claros indicadores que alertaban sobre lo que se nos venía encima: el déficit de la balanza de pagos y la inflación disparada. Vivíamos un 10 por ciento por encima de lo que nos indicaba nuestro Producto Interior Bruto. Luego vino el incremento brutal de la deuda externa. Es decir, para mantener nuestro ritmo de vida tuvimos que pedir prestado fuera. Ahora toca devolverlo porque tras la suspensión de pagos de Grecia, los acreedores nos han dicho a los demás que hasta aquí hemos llegado. Hay que producir más y gastar menos. Receta no muy sexy, pero la única posible”. Economistas como Jorge Fabra, profesor de la UCM y miembro del grupo “Economistas frente a la crisis”, difieren del diagnóstico. “Para nosotros esta crisis es una crisis de caída de la demanda efectiva, provocada por el sobreendeudamiento de las empresas y las familias, que han llegado a niveles de insostenibilidad. Consumimos menos, demandamos menos, los recursos quedan subutilizados, y se genera paro. La situación se ha agravado por las políticas de ajuste, que han hecho que también caiga la demanda del sector público. Todo junto –concluye Fabra– ha llevado a una caída del PIB y también al incremento de la prima de riesgo. Los acreedores no se asustan de las deudas, sino de la falta de ingresos de los deudores”. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en cambio, considera que España necesita recuperar su credibilidad y los mercados su confianza en nuestro país. Por eso es necesario reformar el sector público y sanear sus cuentas. “Tenemos que cumplir los objetivos de reducción del déficit. Ese es nuestro gran objetivo, y lo conseguiremos, estoy seguro, aunque para ello, por ejemplo, haya que inhabilitar al político que gaste sin presupuesto o tengamos que acabar con la actitud del funcionario público que no esté dispuesto a trabajar más. Aquí nadie tiene su puesto seguro. El hecho de aprobar una oposición nos hace servidores públicos, yo también lo soy, pero no puede ser que garantice estar por encima del resto de la población”, afirmó el ministro en su intervención en el curso “Emprendedores autónomos: creadores de empleo”, en la que también anunció lo que día después el Gobierno elevó a real decreto: “Si el IVA lo pagara más gente, si no se preguntara tanto eso de con IVA o sin IVA, si no hubiera tanta economía sumergida, si todo el mundo pagase lo que tiene que pagar... No habría que subir tanto el IVA”. Para los políticos socialdemócratas y también para los sindicatos, la “obsesión” del Gobierno por cumplir los objetivos del déficit en base a reducir el gasto y aumentar impuestos no progresivos como el IVA, no es la solución.
LAS POLÍTICAS SOCIALES, EN PELIGRO
De acuerdo con el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, el gobierno que preside Mariano Rajoy está presentando sus políticas como algo inevitable, algo que no quiere hacer, pero que no tiene más remedio que llevar a cabo. “Dicen que no hay más salida que la que ellos proponen, pero eso además de falso, conduce a mucho sufrimiento y deja sin espacio a la política. Su política económica –concluyó el candidato socialista en las últimas elecciones generales– no es neutral; tiene una clara connotación política”. Para Cándido Méndez, secretario general de UGT, esa connotación política no es otra que “destruir el estado de bienestar y fabricar caballos de refresco para la especulación. El sector inmobiliario tuvo un peso del 15 por ciento del PIB. Si hoy sumamos el peso de la educación, la sanidad y las pensiones estamos hablando de un 22 por ciento. La privatización de estos servicios públicos hará cabalgar de nuevo a la especulación”. Y es que, según señala Soraya Rodríguez, portavoz del PSOE en el Congreso y participante como Méndez en El Escorial en el encuentro “Personas y estado de bienestar: recorte en los servicios públicos”, lo que la crisis verdaderamente está poniendo en juego es el estado de bienestar. “No es justo decir que el culpable de esta crisis es el estado de bienestar. No es cierto. La crisis no se debe a que nuestras políticas sociales sean gravosas o insostenibles. Necesitamos mantener un estado del bienestar fuerte y solvente. No vamos a salir de la crisis recortando nuestro estado social. Las políticas sociales no son un gasto. Son una inversión. La salida de la crisis está en los ingresos. Hay que poner en marcha políticas públicas que generen ingresos estructurales, no coyunturales como fueron los inmobiliarios. Hay que establecer impuestos progresivos que distribuyan la riqueza. Hay que hablar de políticas de ingresos –insistió Rodríguez–, de reformar el sistema impositivo. Hollande ha presentado un programa de reorientación impositiva en Francia. Ese es el camino”.
¿CÓMO CRECER?
Las ideas del gobierno para aumentar los ingresos, además de las impositivas, pasan, como indicó Montoro, por el empleo. Para ello confía en los autónomos y pequeñas y medianas empresas. “Somos un país que cuando se pone en marcha es capaz de asombrar por su generación de empleo, y lo es porque es un país de emprendedores. Vamos a establecer las condiciones para que esa especie vuelva a estar en expansión”, señaló el ministro, que citó como necesario para lograr ese objetivo que el crédito vuelva a fluir –“para eso hemos pedido el crédito europeo para reflotar nuestra banca”–, y que las empresas puedan regular sus necesidades de empleados –“para ello hemos hecho la reforma laboral”–. Para el diputado de Convergencia i Unió Josep Sánchez Llibre, participante en el curso “Nuevos horizontes tras la crisis económica”, la clave es generar confianza para invertir y aumentar el empleo. “Hay un partido que tiene mayoría absoluta, que es un aval para legislar sin problemas, y aunque en determinados momentos le ha faltado coraje, en otros, como con la reforma laboral, ha sido muy valiente y por eso le apoyamos”. La visión de sindicatos como UGT difiere bastante tanto en diagnóstico como en tratamiento de lo que está haciendo el gobierno. Para Cándido Méndez, España tiene cuatro problemas de fondo –paro, recesión, déficit y deuda– y tres problemas estructurales –tamaño de las empresas, coste de la energía y mecanismos de financiación de la economía española–. De acuerdo con Méndez, es urgente poner en marcha políticas que aumenten el tamaño de las empresas españolas –en la actualidad el 99 por ciento son de menos de 50 trabajadores– y solucionar el encarecimiento progresivo del precio de la energía, que hace que nuestras empresas sean cada vez menos competitivas.
LA SALIDA, EN EUROPA
Más allá de las reformas que se puedan poner en marcha en “casa”, lo que la mayor parte de cuantos participaron este verano en los Cursos de Verano y ofrecieron su opinión sobre la crisis, es que donde realmente hay que encontrar la salida es en Europa. “Europa siempre ha salido hacia delante e incluso en sus momentos de crisis en cuando más ha avanzado en su construcción (Maastrich, Niza). Pero no está escrito que esta vez vaya a pasar lo mismo”, señala el diputado socialista Ramón Jáuregui. “Europa es una nave encallada –abunda el también político socialista Rafael Simancas, director del curso “Modelos socialdemócratas frente a la crisis”, en el que participó Jáuregui–. No puede ir hacia atrás, es decir recuperar los instrumentos propios que antes tenían los países para luchar contra las crisis, como era devaluar su moneda, pero tampoco tiene capacidad para dar un salto hacia delante rápido y eficaz, porque ni tiene los instrumentos necesarios, ni los que tiene los utiliza bien, como es el caso del Banco Central Europeo”. Para Ramón Jáuregui, Europa no ha respondido a la crisis de la forma debida. Sus respuestas, según señala, han tenido seis características: todas se han dado desde una orientación neoliberal y tecnócrata; están generando un neonacionalismo muy preocupante; cada país tiene intereses antagónicos y busca sus propios beneficios; están aumentando las opciones populistas y antieuropeístas de derecha, centro o izquierda; la falta de convergencia económica entre los países del euro está provocando que aumente la sensación de que en el seno del euro la salida es peor, y hay una quiebra de confianza entre el Norte de Europa y el Sur; el Norte cree que el Sur no es competitivo, y el Sur que el Norte no es solidario. No obstante, tanto Jáuregui como expertos en la Unión Europea, como el catedrático Jean Monet Miguel Martínez Cuadrado, quien dirigió el curso “La Unión Europea: crisis y reconstrucción”, valoran los avances que se han dado en Europa en estos últimos años, “impensables poco tiempo atrás”, afirma Martínez Cuadrado. “Que se hayan llevado a cabo rescates, creado un fondo europeo de estabilidad, que el BCE en determinados momentos haya dado liquidez y comprado bonos, que se hayan creado autoridades europeas de supervisión... Son avances que hay que reconocer”, valora Jáuregui, para quien no obstante todas estas medidas tienen un mismo denominador común: “Todas estas acciones han llegado tarde y han sido insuficientes”. Para Martínez Cuadrado, la construcción europea siempre se ha caracterizado por esa lentitud, ese paso a paso que siempre recomendó precisamente Jean Monnet. “Medidas como cerrar la unanimidad en las decisiones y abrir las de las mayorías cualificadas, hablan del cambio de mentalidad en el seno de la Unión que está produciendo la crisis”, afirma el catedrático complutense, quien confiere a Alemania el mayor peso en este cambio de procedimientos. “Alemania siempre ha querido ir hacia la unión federal europea, en lugar de hacia la construcción supranacional por la que se apostó desde 1945 hasta 2007”, afirma. De acuerdo con Rafael Simancas, Europa tiene hoy tres opciones: “Renacionalizar, es decir abandonar el sueño europeo. Seguir como estamos, ya que hay países europeos que le están sacando beneficio a la crisis y tienen ventajas competitivas. Y la última, ir hacia delante, hacer más Europa. Esta es la propuesta socialdemócrata”. “El Tratado de “gobernanza” de marzo de 2012 y los fondos de rescate que tratan de frenar las acometidas de los mercados –señala el catedrático Martínez Cuadrado–, se acompañan de una voluntad inequívoca de los ciudadanos comunitarios que confían en la unión monetaria, en el euro, y en el carácter irrevocable de la apuesta de llegar a una federación por los caminos más viables y en plazos cada vez más cortos de tiempo. Las elecciones en Grecia en junio y las encuestas de opinión en la eurozona son el ejemplo de apoyo del “demos”, del ciudadano de base, a la prosecución de una unión política. Incluso voces autorizadas como el ministro de Economía alemán ha expresado recientemente que ese es el camino: la unión y hasta la elección de un presidente por sufragio universal directo”.
HOJA DE RUTA EUROPEA
La hoja de ruta para “hacer más Europa” que ha marcado el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, parece satisfacer de “modo razonable”, como indica Jáuregui, a todos, más allá de su ideología. “Los objetivos son los que deben ser –afirma el veterano político–, luego está la forma de materializarlos, en lo que ya sí hay grandes discrepancias. Nosotros los socialdemócratas debemos, guiados por un verdadero programa, una hoja de ruta del socialismo europeo, presentar propuestas para, por ejemplo, dar legitimidad democrática al gobierno de Europa y que la Comisión y el Consejo sean elegidos democráticamente. Debemos influir en mejorar la competitividad europea, abanderar una reforma fiscal justa, garantizar el estado del bienestar”. La hoja de ruta marcada por Van Rompuy establece como objetivos de la Unión la creación de un marco financiera integrado, que posibilite la estabilidad financiera y la unidad bancaria; un marco presupuestario coordinado, que favorezca, por ejemplo, la emisión de deuda conjunta; la puesta en marcha de políticas europeas de crecimiento y empleo, y la legitimación de las instituciones políticas. “El problema –concluye Jáuregui– es que Van Rompuy añadió que estos son los objetivos marcados para un horizonte de 10 años. Es decir, no hay seguridad de que se haga o de que por el camino se nos caiga el castillo”. Para el ex ministro de Justicia del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, Juan Fernando López Aguilar, no se puede esperar tanto, Europa debe ser más ágil en cuestiones que hay que resolver ya. “Es intolerable que teniendo la misma moneda Alemania se financie a coste cero, mientras que España y otros países paguen intereses prohibitivos”. Por ello, de acuerdo con López Aguilar, es necesario modificar ya el papel del Banco Central Europeo, poner en marcha un programa de inversiones con recursos propios de la UE, imponer una tasa a las transacciones financieras, establecer un nuevo pacto fiscal que grave la riqueza “allí donde se esconda” y realizar desde Europa inversiones estratégicas para generar empleo, en especial para la gente joven. Y es que hay que recordar, y esta es una de las mayores víctimas que se está cobrando la crisis, con el riesgo cierto de cobrarse una generación perdida, que en países como España uno de cada dos jóvenes no tiene trabajo.
LOS MOVIMIENTOS SOCIALES, UNA VÍA PARA INFLUIR EN EL CAMBIO DE LAS POLÍTICAS
Una generación estafada
“Éramos una juventud dormida, que ahora nos sentimos una generación estafada. La idea de estudiar una carrera, después hacer un máster, encontrar trabajo y comprarnos una casa, se fue al traste”. Así explica Alberto Garzón, economista, activista social y desde el comienzo de esta legislatura diputado en el Congreso de Izquierda Unida, el sentir de muchos jóvenes europeos que durante los últimos años se han lanzado a la calle para protestar por una situación que no han generado, pero que prácticamente los condena. “El problema es que cuando el sistema económico se desmoronó, la percepción de la política de muchos también lo hizo, aunque nunca les había importado ni la política, ni la economía, ni la corrupción... Lo único que les preocupaba y, en muchos casos, les sigue únicamente preocupando es tener trabajo”. Garzón –quien intervino en el encuentro “Crisis capitalista, regresión democrática y protesta social”, que dirigió el profesor complutense Jorge Fonseca– defendió el activismo social como una de las vías que le quedan a los jóvenes, “y a muchos que no son tan jóvenes”, como vía para influir en que se modifiquen las políticas. No obstante, el diputado de IU –que considera su presencia en el Congreso como un mal necesario en ese intento de cambiar el modelo social y económico– cree que en las “protestas sociales hay que ser rigurosos. Hay que formarse y estudiar. Hay que aceptar, por ejemplo, que vivimos en un sistema económico capitalista y hay que admitir que los empresarios quieran sacar rentabilidad a sus acciones y que con esa rentabilidad podrán generar empleo”. Y es que, de acuerdo con Garzón, movimientos como el 15M, “que han tenido la gran virtud de repolitizar a la ciudadanía e incluso crear una especie de universidad popular”, en ocasiones no han tenido ese rigor necesario. “No estoy de acuerdo –señala Carmen Rodríguez, integrante del Grupo Economía Sol del 15M–. Considero que nuestras propuestas están muy bien basadas y fundamentadas y que el hecho de no pertenecer a un partido político o a otro nos permiten ser más radicales. El 15M –concluyó Carmen–, con sus aciertos y sus errores, nunca abandonará sus propuestas de cambio profundo y radical hacia un nuevo sistema”.
Texto: AlbertoMartín / Fotografías: J. de Miguel
Revista Tribuna Complutense
Parte I Verano 2012
Temas / Crisis
Págs. 48 - 57

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