viernes, 26 de julio de 2013

¿Cómo fui elegido Defensor del Pueblo? Relato en primera persona del Dr. Italo Antinori Bolaños, Primer Defensor del Pueblo de la República de Panamá (1997-2001)

Artículo de opinión del constitucionalista Dr. Italo Isaac Antinori Bolaños, cuando cumplía con su gestión como Primer Defensor del Pueblo de la República de Panamá, en el que explica cómo fue su elección para tan alto cargo.  Se cita el artículo tal cual fue publicado en el diario panameña La Prensa, el lunes 5 de marzo de 2001.

 

Panamá, lunes 5 de marzo de 2001

 ¿Cómo fui elegido defensor del Pueblo? 

Mireya Moscoso fue honesta, correcta y solo me puso como condición actuar con independencia y ayudar a los más pobres del país

Italo Isaac Antinori Bolaños * 

Para justificar lo que consideramos una evidente politización de la elección del defensor del Pueblo, algunos han echado mano al ataque personal y a tratar de desfigurar cómo resulté elegido primer defensor del Pueblo. De forma ofensiva han llegado a decir que la “única” credencial con que conté para ser elegido fue ser amigo de Tomás Altamirano Duque. Por tal razón, para que no se distorsione la verdad de lo que ocurrió en junio de 1997, haremos algunas aclaraciones porque creo que lo que está en juego en estos días es el futuro de una institución que está destinada a servir a los más necesitados y a los que no tienen voz.

Están en juego las futuras elecciones para un cargo cuyo titular deberá servir al país con independencia de quien ejerza el poder político y sin que la filiación política sea el factor que determine la actuación del defensor del Pueblo, tal como lo hemos demostrado con nuestras actuaciones. En primer lugar, lo que se discute es la actual elección, por ello, consideramos que referirse a situaciones que ocurrieron, casi cuatro (4) años atrás - desfigurando los hechos - es un intento por desviar la atención sobre la verdadera esencia del problema que es la actual elección que algunos políticos pretenden convertirla en un botín para hacer de ella parte del intercambio de activos.

En junio de 1997, los 52 candidatos que competíamos por el cargo, fuimos presentados al pleno. Todos luchamos por obtener los votos después de haber sido sometidos a audiencias públicas, en las que no solo los miembros de la Comisión de Derechos Humanos estaban presentes y hacían cuestionamientos, sino que también estaban presentes, el público que ingresó sin restricciones, así como los medios de comunicación, pudiendo igualmente interrogar libremente a los candidatos. Las audiencias de cada uno de los 52 candidatos fueron transmitidas en vivo y posteriormente en diferido por Canal Once, a fin de que la sociedad pudiera apreciar el pensamiento de cada uno de los aspirantes. Nada de esto ha ocurrido en la presente elección, puesto que lamentablemente las audiencias han sido a puertas cerradas, con lo cual se ha impedido que la comunidad conozca el planteamiento de los aspirantes a Defensor del Pueblo. Además, es ahora una fracción del parlamento constituida por 7, de los 71 legisladores, la que predeterminará -sin que se haya explicado previamente a la comunidad el método de ponderación o baremo- quiénes estarán dentro del grupo de los seleccionados y favorecidos que pasarán al pleno de la Asamblea, lo que impedirá que la comunidad pueda juzgar si en verdad se trata o no de los mejores candidatos, cuando en la anterior elección, sin exclusiones de ningún tipo, los 52 candidatos fuimos sometidos al escrutinio de la comunidad y del pleno de la Asamblea Legislativa. Durante la elección de 1997, ni el PRD ni ningún otro partido político respaldó o tuvo candidato oficial. No hubo recomendaciones de ninguna comisión política de partido alguno, que sugiriera ternas o que recomendara algún nombre. No hubo acuerdos entre partidos para la designación del cargo.

Por ello, no consideramos justo que se pretenda desvirtuar o distorsionar la forma en que fui elegido. Nuestra amistad con el señor Altamirano Duque y sus hermanas, ha sido de carácter personal y profesional, por cuanto antes de ser defensor del Pueblo, fui su abogado. En esta amistad no hubo ni hay nada de pecaminoso. El respeto de nuestras propias convicciones y diferencias ha sido la base de la amistad. En lo político, no hubo ni hay vinculaciones ni coincidencia entre el licenciado Altamirano Duque y mi persona. El es miembro del PRD y una de sus hermanas es esposa del actual vicepresidente de la República, quien pertenece al Partido Arnulfista. En lo personal, nunca he sido miembro de ningún partido político, ni he sido candidato a ningún puesto de elección popular. Mis credenciales de apoliticismo, de doctor en derecho (especializado en derecho constitucional) por la Universidad Complutense de Madrid, título que obtuve con las máximas calificaciones, el tener estudios de postgrado en derechos humanos y en estudios internacionales y mi licenciatura en derecho, fueron en su momento debidamente expuestas ante la Asamblea Legislativa, al igual que lo fueron los muchos artículos, publicaciones hechas y mi condición de profesor para el doctorado y maestría en derecho, dentro y fuera del país.

En junio de 1997, el partido PRD tenía 28 legisladores. En mis análisis y estrategias sabía de antemano - tal como ocurrió- que, al no haber candidatura oficial, el PRD y sus aliados dividirían sus preferencias entre varios candidatos. Según consta en el acta -cuya copia tengo- el día de la elección y en la primera vuelta, el suscrito logró 42 votos, Graciela Dixon logró siete votos, Jaime Padilla González, siete votos, Irma Mollick, cuatro votos, Luis Vergara, dos votos, y un voto cada uno lograron, Ulises Pittí, Ramón Castellanos, Ramón de Río, Abdiel Díaz Him, Santiago Gómez Montenegro, Alejandra Ramos de Trejos y Santander Tristán. Ante la previsible atomización del voto, era lógico que, quien consiguiera los votos de los entonces partidos de oposición, ganaría el cargo. Por tal razón, me entrevisté personalmente con doña Mireya Moscoso -líder de la oposición- a quien expuse mi plan de trabajo y a quien le prometí independencia en mis actuaciones. Durante la larga entrevista, ella me escuchó detenida y serenamente. En la situación en la que estaba, en la que dependía de los votos de su partido para ganar, pudo haberme condicionado el apoyo, pedirme puestos o espacios políticos; sin embargo, doña Mireya fue honesta y correcta, y solo me puso como condición actuar con independencia y ayudar a los más pobres del país. También conversé con el doctor Joaquín Fernando Franco, quien como gran caballero y hombre de honor, tampoco me pidió posiciones, sino que me solicitó una gestión honorable e independiente del poder real. De acuerdo a la estrategia planteada y a los diversos apoyos que obtuve, fui elegido primer defensor del Pueblo, en la primera ronda de votaciones, por 42 votos, que provinieron de diferentes fracciones parlamentarias tanto del gobierno como de la oposición, aunque mayoritariamente de estos últimos. Por tanto, no es cierto que fui beneficiado por alguna decisión política partidista del PRD, como se ha pretendido decir, por cuanto dicho partido no tuvo candidatura oficial y sus legisladores votaron libremente. A pocos días de terminar mi período, puedo decir con gran satisfacción que cumplí mi palabra de crear, organizar e instalar adecuadamente la primera oficina de la Defensoría del Pueblo y la de actuar con plena independencia frente al gobierno anterior y también con el propio gobierno de la señora Moscoso.

Para nadie es un secreto que, desde que fui elegido no conté con apoyo político alguno, por eso mi primera oficina -y durante los seis meses siguientes- estuvo en mi casa. Tampoco conté con facilidades financieras oportunas, por lo que tuve que poner dinero propio para instalar las primeras oficinas, que pronto entregaremos. Nuestro legado -con errores y aciertos- es haber dejado para las futuras generaciones, el ejemplo de un defensor absolutamente independiente de los políticos y del poder real. Cualquier intento de decir lo contrario se estrellará con la realidad y con la historia de mis propias actuaciones.

* El Autor es Primer Defensor del Pueblo (1997-2001) y Doctor en Derecho.

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