jueves, 9 de julio de 2015

El Dr. Italo Antinori Bolaños, Primer Defensor del Pueblo de Panamá y constitucionalista complutense, describe a tres personajes ilustres de la población de Tolé, región de Chiriquí, República de Panamá

Tres personajes inolvidables de Chiriquí Oriente

Artículo de opinión publicado en la Revista Ecos Universitarios del Oriente Chiricano N° 1, año 2008, del Centro Regional Universitario de Chiriquí Oriente de la Universidad Autónoma de Chiriquí (UNACHI), Remedios Chiriquí, República de Panamá, 2008.

Escrito del Dr. Italo Isaac Antinori Bolaños (1)

Nada me produce tan profunda emoción que escribir sobre la labor y el legado de mis dos ilustres abuelos: Cristobalina Murgas Rosas de Antinori (abuela paterna cuyo Centro de Salud de Tolé honra su nombre); de Santiago Bolaños Loaiza (abuelo materno, cuyo nombre inmortaliza la principal escuela de Tolé); así como sobre mi excepcional  padre, Italo Antinori Murgas, a quien por su extraordinaria vocación y visión social, muchos lo han considerado el humanista más destacado nacido en tierras toleañas.  Empezaremos reseñando algo de la historia de nuestra abuela paterna, Cristobalina Murgas Rosas de Antinori. Ella nació en Tolé, el 25 de julio de 1882 y murió apaciblemente en esa población el 14 de marzo de 1977.  Desde pequeña dio muestras de una singular y extraordinaria inteligencia que sorprendía a propios y extraños.  Según se conoce, por la rapidez con  que aprendía las lecciones y por los avances propios que tenía, al saber y tener conocimientos, más allá de los maestros especiales que venían desde Remedios pagados por sus padres (entonces no había escuelas en Tolé) le empezaron a granjear la fama de mujer inteligente y para algunos, genial.  Fue amiga personal de diversos Presidentes de la República, muchos de los cuales buscaron sus consejos y consultaron sus opiniones, enviando a personas por vía aérea desde Panamá, solamente para conocer cuál era el consejo apropiado que, tan sabia mujer, les podía dar.   En 1913 – después de haber pasado una importante temporada en Costa Rica donde estudió enfermería – al regresar a Tolé, estableció al lado de su casa y con recursos propios, una clínica para dar asistencia gratuita a toda la población del área.  Es así como durante más de cincuenta (50) años mantuvo, con sus propios recursos económicos, lo que fue el Primer Centro de Salud de Tolé, hasta que pasó a ser atendido por el Estado a mediados de los años sesenta.  Nunca cobró por la atención ni por los medicamentos que distribuía gratuitamente entre los que acudían a verla por algún problema de salud.  Además de comprar a los mayoristas las medicinas que obsequiaba, Doña Cristobalina poseía amplios conocimientos de farmacología y química y con un mortero hacía algunas pastillas con fórmulas propias, así como algunos medicamentos cuyas fórmulas – únicas y originales – no se pudieron conocer.  No obstante, algunas de sus recetas, prácticas y consejos médicos, dados ochenta años (80) atrás, han resultado en este siglo  grandes descubrimientos de la medicina, como por ejemplo, su apego a la papaya para problemas digestivos porque alegaba que poseía propiedades estupendas para muchas de las patologías digestivas; dicha sustancia se conoce hoy día como la “papaína”.  Asimismo, desde 1920 Doña Cristobalina tenía bien desarrollada y practicaba la maravillosa y extraordinaria técnica de la “episiotomía” como método – en ciertos casos – para facilitar el parto.  Para esta época, dicho procedimiento no sólo era desconocido en el país, sino en casi todo el mundo.  Se podría entonces asegurar que Doña Cristobalina fue una de las descubridoras y primeras – a nivel mundial – en utilizar este método que imponía, pese a la resistencia y críticas de muchos médicos de la época que no estaban de acuerdo con la entonces novedosa técnica.  Hoy día, nadie discute las ventajas de la “episiotomía” para ciertos casos, para facilitar la salida del bebé y evitar el desgarramiento de las mujeres durante el parto. En el campo quirúrgico, practicó operaciones típicas de cirugía mayor y menor, tales como apendicitis, colostomías y muchas otras, sin contar con cuarto de operaciones y muchas de estas operaciones fueron realizadas sin anestesia.  A pesar que se desconoce qué método utilizaba para aliviar el dolor en las operaciones, las personas que fueron operadas aseguraron no haberlo sentido.    No obstante, a pesar de las grandes distancias que los separaba de los lugares donde había Centros Médicos importantes, de lo apartado y recóndito del pueblo de Tolé, nunca tuvo que referir a un paciente y nadie murió en manos de ella.  Ella fue enfermera, farmacóloga, médico general, ginecóloga, obstetra, pediatra, internista, ortopeda y cirujana, en fin, una mujer excepcional y una médico genial.   Muchas personas que conocieron en plena actividad a Doña Cristobalina, la consideraron una mujer genial y con un alma muy caritativa y humana.  Son innumerables las cartas y notas de altas personalidades y Presidentes de la República que conserva la familia en las que le expresan especial reconocimiento y singular admiración a su innata y excepcional inteligencia.  Narciso Garay (padre) en su afamado y admirado libro “Tradiciones y Cantares de Panamá”, (Primera Edición, Panamá, 1930), le dedicó frases de admiración en la página 121, cuando escribió lo siguiente: “La hospitalidad de Cristobalina fue tan cordial y espléndida que me sentí tentado a inscribirme como votante en su distrito, y si hubiera tenido en mi poder la cédula de elector, de fijo se la habría dado a guardar con miras a los próximos comicios”  De sus maravillosas curaciones y de las operaciones que realizó mucho se ha hablado.  Es importante recordar que en las épocas en las que Doña Cristobalina atendió a una población marginada, no había médicos en el área y Tolé no tenía carretera de acceso, ni luz eléctrica, ni acueducto.  La ciudad de David se encontraba en aquellos tiempos al menos a once (11) horas de distancia, para lo cual, primero había que viajar a caballo por cinco (5)  horas hasta Remedios para tomar desde allí, un transporte que demoraba casi seis (6) horas en llegar a David. Sólo funcionaba la escuela primaria que había fundado ese visionario y ejemplar educador costarricense, Santiago Bolaños Loaiza (consuegro de Doña Cristobalina) y, el Centro de Salud que ella había fundado para los pobres y lugareños. 
Santiago Bolaños Loaiza nació el 20 de julio de 1879 en San José, Costa Rica. Allí se graduó de maestro, con altos honores académicos.  Desde el inicio fue un intachable educador que sirvió al fortalecimiento de la educación, primero en Costa Rica y después en Panamá.  Emigró a Panamá cuando, a solicitud del Presidente de la República de Panamá el Dr. Belisario Porras, se le pidió al gobierno de Costa Rica el envío a nuestro país de educadores porque había una carencia de éstos y el analfabetismo era muy alto.  De este modo llegó a Panamá a cumplir funciones educativas. Debido a su capacidad y talento, el Presidente Porras lo designó como uno de sus consejeros en el desarrollo de la política educativa del  país.  También le pidió que le reorganizara la Escuela de las Tablas – donde el Presidente Porras había estudiado su primaria – para lo cual también lo distinguió, como su Director.   Se sabe que Don Santiago Bolaños también fundó en la provincia de “Los Santos” diversas escuelas, pero no se tienen datos precisos, dado los más de ochenta (80) años que han transcurrido. Pero se sabe con certeza que Don Santiago Bolaños Loaiza, también trabajó como supervisor y asesor de maestros, en diversos lugares del país como: Chorrera, San Carlos, San Miguel (Isla del Rey), distrito de Balboa, en la Provincia de Panamá y en Las Palmas, Provincia de Veraguas.   A finales de 1918, le solicitó al gobierno panameño que deseaba fundar escuelas en las áreas montañosas a donde no llegaba la educación, que él consideraba prioritaria y fundamental para la nación.  Por tal razón, escogió a Tolé, lugar en el que consideraba que era muy necesario, desde el punto de vista social, la creación de una escuela para eliminar el casi total analfabetismo que había en la región.  El martes 19 de noviembre de 1918, después de una agotadora jornada a caballo que había empezado horas antes en la población de Remedios, llegó a Tolé con el ánimo y propósito de realizar tan magna obra.  Desde su llegada el martes 19 de noviembre de 1918 y hasta el lunes cinco (5) de mayo de 1919 (fecha oficial de inicio de labores de la escuela) estuvo organizando todo lo concerniente a la apertura de la primera escuela del Distrito de Tolé que empezó a funcionar de acuerdo con el calendario escolar que, por aquellas épocas, comenzaba en el mes de mayo de cada año.  Por su tenacidad, disposición y entrega a la noble causa de la educación, el lunes cinco (5) de mayo de 1919 (día histórico para la educación del Distrito de Tolé) empezó a dar clases en la primera escuela del Distrito de Tolé, que hoy día honra su nombre y en la que han estudiado, por más de ochenta (80) años, miles de niños, muchos de los que se han convertido en distinguidas personalidades del país.  La dedicada contribución a la educación panameña, su preclara inteligencia, su gran cultura y educación, sumados a su don de gente y carácter afable, le merecieron grandes reconocimientos por lo que se le menciona – aún sin haber nacido en el territorio panameño – en el El ‘Libro Azul’ de Panamá” Relato e Historia sobre la vida de las personas más prominentes de la República de Panamá, Publicado por el Bureau de Publicidad de América Latina (1916-1917, p. 351).  De él se dice en dicha publicación lo siguiente La índole cariñosa y afable del señor Bolaños al igual que el fervor con que se ha dedicado a su carrera y sus amplios conocimientos de pedagogía hacen de él un verdadero maestro de escuela.”  Sin duda alguna el mejor ejemplo que nos ha dejado para la posteridad Don Santiago Bolaños es haber fundado el lunes cinco (5) de mayo de 1919, en lo que entonces era un pueblo perdido en la montaña, la primera escuela de Tolé, que hoy, con toda justicia, honra su nombre. El impacto y la obra de amor que desprendidamente fundó, ha dado grandes frutos en los talentosos personajes de la vida pública y privada que la escuela ha formado y en los correctos ciudadanos que han pasado por sus aulas. 
El tercero de los tres personajes inolvidables de los que escribo es de mi padre Don Italo Antinori Murgas.  Nació en Tolé el 29 de marzo de 1922, hijo de un inmigrante Italiano/peruano), Don Egisto Antinori y de la filántropo y fundadora del Centro de Salud de Tolé – Doña Cristobalina Murgas de Antinori.  Murió en la ciudad de Panamá el 9 de junio de 1999 a la edad de 77 años.  Durante su vida, siguió las huellas humanistas dejadas por su madre y desde muy joven, se destacó como líder político y social de la región de Tolé y como colaborador y amigo personal de distintos hombres públicos y mandatarios de la nación.  Se graduó de maestro en la escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, hizo cursos y estudios universitarios en la entonces extensión universitaria de Chiriquí y fue becado en 1966, para una especialidad en educación en la prestigiosa Universidad de Loyola, en Nueva Orleáns, hecho que muy pocas personas conocen.  Nunca quiso que le dejaran de llamar “Maestro Italo”, con lo cual sintió un profundo amor por el apostolado educativo. Se dedicó por muchos años al servicio de la educación, ámbito donde llegó a ocupar, por mucho tiempo, el cargo de Inspector de Educación, en las zonas del oriente chiricano y en particular en Tolé.  Desde esa posición creó muchas escuelas, comedores infantiles, formó a múltiples educadores, promovió huertos escolares, ayudó a la población indígena Ngöbe Buglé, a los campesinos y a muchas personas de escasos recursos.  Nombró y formó a más de doscientos cincuenta (250) educadores que hoy día le deben su formación y apoyo.  Fue el autor y promotor, en los años 1960, de la “Campaña Contra las Mordeduras de Serpientes”, que ayudó a salvar muchas vidas, visitando zonas inhóspitas donde indígenas y campesinos habían sido mordidos y personalmente les inyectaba suero antiofídico.  Fue un entusiasta defensor y propulsor de la Campaña de Alfabetización para las zonas rurales e indígenas.  Debido a su admirable sentido humanista, y como parte de su labor al servicio de la educación, fundó numerosas escuelas en toda la región.  Entre éstas podemos citar, a la Escuela de Cerro Venado, Escuela Tabasará Abajo, Escuela Nuevo Panamá, Escuela Sitio Prado, Escuela San Cristóbal, Escuela Llano Palma, Escuela Cerro Cacicón, Escuela de Tebujo, Escuela de Peña Blanca, Escuela de Guayabal, Escuela del Retiro, Escuela de Peña Prieta, Escuela de Quebrada Laja, Escuela de Buenos Aires,  Escuela de Bella Vista, Escuela de Alto de la Arena, entre muchas otras. Promovió diversos programas de becas que hicieron posible que muchas personas de escasos recursos estudiaran y fueran eficientes profesionales en el país.  Sin duda alguna, hizo de su vida un apostolado de ayuda al prójimo y al más necesitado. En su vida pública se destacó como Diputado de la Asamblea Nacional por la provincia de Chiriquí (fue primer suplente de Alejandro González Revilla y le correspondió actuar reiteradas veces por incapacidad médica del principal), con lo cual y de acuerdo con el sistema electoral de circuitos provinciales resulto ser uno los más jóvenes que ha tenido el país). Fue  Representante de Corregimiento por el Corregimiento de Tolé, cabecera del distrito de 1978 a 1984 y varias veces Concejal del Distrito de Tolé y Presidente del Concejo Municipal.  En el Distrito de Tolé muchas obras se realizaron promovidas por su infatigable labor a favor de su región, tales como la biblioteca pública, el mejoramiento del acueducto y la extensión de éste hacia las zonas más pobres, la modernización del servicio eléctrico y su extensión hacia zonas más humildes, aperturas de carreteras, la construcción del mercado público, incremento de becas comunitarias, entre otras, lo que revela una vida abundante de ayuda y entrega a los demás. Su extraordinaria visión de educador y su compromiso por los más pobres, lo hizo comprender cabalmente la urgente necesidad que tenía Tolé en 1970, de crear una escuela secundaria, debido a que muchos estudiantes no podían seguir sus estudios porque no contaban con recursos para trasladarse hasta Remedios o hasta David, para continuar los estudios.  Por tal razón, creó junto con otros distinguidos toleaños como Juan Antonio Chacón, Anays Alvarez y Fidel Santamaría, entre otros, el Comité por la creación de dicho colegio.  Como principal promotor y líder del proyecto, le solicitó, a principios de 1970, a su amigo personal, el General Omar Torrijos la construcción de dicho colegio.  Fue así y por esta razón, que se fundó el Primer Ciclo de Tolé, que luego ha pasado a convertirse en el Colegio Comercial de Tolé.  Gracias a esta fundación, muchos jóvenes toleaños pudieron estudiar su escuela secundaria y luego se convirtieron en profesionales.  De él dijo en su momento el poeta y escritor panameño Víctor Franceschi “Sin Don Italo, muchos pobres no hubieran podido estudiar”.  Ocupó la Presidencia de diversas agrupaciones y asociaciones y en la vida política fue un hombre de singular carisma e indiscutible liderazgo por más de cincuenta años (50) en la región. Es innegable su alto sentido humanista y social y su extraordinaria vocación por la caridad cristiana que, durante toda su vida, hizo a favor de los más pobres.  Se ha dicho siempre – hecho que se ha comprobado plenamente – que dejaba de comer para darle comida a los menesterosos.  Su vida fue un compromiso de ayuda a los más pobres de forma permanente, con una vocación nunca antes conocida y probablemente nunca superada en la región.  Algunos lo han considerado la figura pública y el líder con más carisma que ha nacido en Tolé.  Por tal razón si  pudiéramos resumir en una frase su vida, la definiríamos así: Italo Antinori Murgas: el benefactor de los pobres y sin duda, el humanista y filántropo más grande que ha nacido en Tolé.  Al reflexionar sobre la imperecedera obra de mis dos ilustres abuelos Cristobalina Murgas de Antinori y Santiago Bolaños, así como de la maravillosa proyección social de mi padre Italo Antinori Murgas, recordamos lo que decía San Agustín (en Tract 8 in Epist), al definir el amor por el prójimo de la siguiente manera: “Ama y haz lo que quieras; si callas callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor.  Si está dentro de ti la raíz del amor, ninguna otra cosa sino el bien podrá salir de tal raíz”. 
Tolé, Chiriquí, noviembre de 2007.



1. El Dr. Antinori es Doctor en Derecho (especializado en Derecho Constitucional) por la Universidad Complutense de Madrid y Primer Defensor del Pueblo de la República de Panamá (1997-2001)

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