La Vanguardia se
había adelantado a los hechos. Su portada de la jornada de reflexión adelantaba
el titular que correspondería a la edición de hoy: "Europa ya mira a
Catalunya". Con pasmo, habría que añadir. Tambien España mira así a
Cataluña. Incluso Cataluña mira de la misma manera a Catalunya.
Después de todo,
los catalanes no eran, no podían ser tan raros como sueñan los nacionalistas y
han sabido detectar el fracaso, el aborto de la legislatura, la ruptura social
instada por el presidente de la Generalitat, la irresponsabilidad, el
aventurerismo y la mentira.
Pueden ver los resultados
en la captura de la portada de elmundo.es. No hay quién dé más. Mas ha
comparecido en una alucinante conferencia de prensa, en la que ha hecho de
todo, menos asumir responsabilidades. Pónganse en situación: un gobernante que
hace lo que ha hecho éste sin necesidad y salda su experiencia con un fracaso
tan espectacular, no puede decir que no se arrepiente de haber adelantado las
elecciones. O sí, pero para anunciar a continuación que se va a su casa. Esa
debería haber sido la única conclusión expuesta por el presidente de la
Generalitat. Había perdido ya la legitimidad moral y ayer perdió la política,
al ser vapuleados electoralmente los objetivos que le llevaron a abortar la
legislatura.
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