SÁNCHEZ AGESTA EN MI RECUERDO
Por: Dr. Italo Antinori Bolaños
Era el otoño de 1986, cuando me entrevistaron en la Universidad Complutense de Madrid como aspirante a ingresar a los cursos para obtener el título de Doctor en Derecho, especializado en Derecho Constitucional.
¿Por qué has escogido la especialidad de Der echo Constitucional en esta Universidad? – me preguntaron. Respondí sin titubeos, que fui para aprender Derecho Constitucional en la Universidad donde había enseñado el Venerado Maestro Don Luis Sánchez Agesta.
-- Pero sabe usted que el gran maestro está jubilado y ya no dicta clases. – me dijeron. Les respondí que sabía que estaba jubilado, pero que quedaban sus conceptos y lamentaba no haber tenido el privilegio de ser su alumno.
A los días de esta entrevista, la Universidad publicó la listad de los doctorandos, con los tutores designados. Entonces recibí una de las más grandes sorpresas de mi vida académica: mi tutor era nada menos que el venerado maestro del constitucionalismo iberoamericano: Luis Sánchez Agesta. A pesar de estar jubilado desde 1984, había decidido dictar clases y aceptar una tutoría.
Nunca supe – o por lo menos nunca me lo explicó – si alguno de los profesores le comentó mi entrevista. Sólo sé que tuve el alto honor de convertirse durante el año de 1987 en el último de sus discípulos. Aprendí a quererle y admirar su talante de constitucionalista excepcional. De él aprendí la esencia del Derecho Constitucional y con su extraordinaria sabiduría nos legó grandes enseñanzas. Don Luis fue Rector de la Universidad de Granada (1951-1960), así como también fundador y Primer Rector de la Universidad Autónoma de Madrid (1969-1974); Director del Instituto de Ciencias Sociales de España (1965); Presidente del Consejo Nacional de Educación de España (1974-1983); fue varias veces designado Procurador en Cortes (1951-1960 y 1970-1972), Director del Departamento de Derecho Público de la Universidad Complutense hasta su jubilación, Director del Instituto de Derecho Parlamentario y Consejero Electivo del Estado en 1981.
Su infatigable dedicación a la investigación y a la enseñanza universitaria del Derecho Político y Constitucional fue reconocida ampliamente a nivel internacional. Sus discípulos, esparcidos por todo el mundo, damos gracias al Altísimo por habernos dado la oportunidad de haber sido alumnos de un hombre extraordinario como académico, como profesor, como amigo, como esposo y como padre. Por haber recibido la guía de quien era considerado, con razón, el más destacado Constitucionalista iberoamericano y la representación de Ibero América en el mundo constitucional.
Don Luis recibió en vida numerosos doctorados “honoris causa” por su extensa y brillante producción bibliográfica que incluye diversos manuales y una inmensa cantidad de fuentes, monografías, artículos, comentarios bibliográficos y demás.
En la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, impartió clases de Derecho Constitucional en los años sesenta al entonces Príncipe de Asturias Don Juan Carlos – hoy Rey de España – quien por sus múltiples atributos lo designó Senador por mandato Real de la Primera Legislatura Constituyente de España que aprobó la actual Constitución de 1978.
Por su brillante labor intelectual y académica a Don Luis le fue otorgado en 1988 el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, que recibió ya enfermo.
Tres generaciones de constitucionalistas panameños tuvimos una curiosa relación con el maestro. Fue jurado de la tesis doctoral del Dr. César Quintero en 1946 en Madrid; fue Director de la tesis doctoral del Dr. Carlos Bolívar Pedreschi en 1965 y del suscrito fue profesor, tutor y asesor de la tesis doctoral.
La última vez que le vi fue en Madrid en la primavera de 1995, estaba muy enfermo. Fui a visitarlo con mi esposa. Le tomó la mano y se la llevó al corazón como queriéndole decir cuánto amor sentía por sus discípulos. Y ahora que el Maestro ha nacido para la eternidad, desde este lado del océano, su alumno y discípulo ha puesto en su honor, margaritas frescas en la ventana.
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